En el ámbito estricto del marketing digital, observamos (o debemos de observar) lo que dicen nuestros seguidores, opinólogos, fans o followers sobre nuestra marca o producto/servicio, con el fin de extraer: 

– Insights.
– Puntos a mejorar.
– Elementos clave en nuestra relación.
– Beneficios que aportamos.
– Aspectos diferenciadores respecto a la competencia.

Convertimos en sentencia sobre la que modificar modelos de negocio, comercialización, discurso, relación o postventa las opiniones vertidas por aquellos que nos siguen. Observamos Facebook Insights, los clics en nuestro anuncio de Adwords, el efecto de ese banner en aquel portal, y ese comentario en un blog o en Twitter que tanto habla de nosotros, y sacamos conclusiones. Y eso está bien. Pero solo lo está realmente si provienen de quienes queremos que nos sigan, no tanto de quienes nos siguen en la actualidad.

Al hilo de la revolución tecnológica, surgen problemas de integración y compresión de las herramientas de marketing digital en la unión con la base de nuestra estrategia de marketing, precisamente por la falta de criterio y conocimiento sobre lo que la marca (y el marketing) es en sí más allá de tal o cual táctica, online u offline. Y eso implica que fundamentos de base sean mal aplicados. Este caso concreto se repite constantemente cuando hablamos del target en el ámbito digital, y es que para extraer conclusiones realmente valiosas de la analítica online, estamos obligados a pensar si esas opiniones o sentimientos provienen de nuestra audiencia (la que nos sigue) o más bien de nuestro target (el que queremos que nos compre). Es preciso que observemos antes, con las herramientas o prácticas que nos permitan comprender sus cualidades sociológicas fundamentales, si forman parte del público al que vamos dirigidos, o si, por el contrario, son influenciadores o gente que no nos interesa. Todo ello, para entender cómo integrar esas conclusiones dentro de acciones.

Target y seguidor no son lo mismo, más bien nuestra finalidad puede/debe ser que lo sean, y observar a nuestros seguidores dando por sentado de antemano que son nuestro público objetivo nos puede conducir a decisiones de marketing o negocio que difieren de los verdaderos intereses de nuestro público objetivo, ese que queremos que realmente se convierta en nuestro cliente.

De hecho, a menudo analizar nuestra audiencia con el prisma activo de entender si son o no nuestro target, nos puede llevar a un camino diferente: el de reconducir nuestra forma de relacionarnos en el ámbito online para llegar a aquellos que realmente son nuestro target y a los que no estamos llegando con nuestra actividad actual.