Vivimos en un mundo en permanente cambio, con la tecnología impactando permanentemente en la forma de vivir y de ser de los consumidores. Es la primera gran revolución que se encuentra el marketing en su historia, la primera que le obliga a replantear su forma tradicional de funcionar. Una revolución que, sin embargo, aún no arrastra a las empresas hacia una forma diferente de hacer marketing. Las 4ps, las 5ps, las 7ps, las 8ps, no encuentran la fórmula para encajar con un consumidor que es diferente y cambiante en una sociedad que es igualmente diferente y cambiante.

¿Qué debemos cambiar? ¿Por qué ya no es válido escribir la ecuación de la misma manera? Es necesario que adoptemos planteamientos nuevos para volver al camino del encuentro con el consumidor:

1. Microsegmentación. La tecnología ha microsegmentado las respuestas que el consumidor puede encontrar ante sus necesidades básicas. Esto microsegmenta aún más nuestro target y elimina la concepción de una audiencia uniforme y amplia. Debemos estudiar esos microsegmentos y mirar los nexos de unión entre ellos, más que estudiar el target como una masa.

2. Evolución. El consumidor ya no es estático. Hace diez años las costumbres y tradiciones se imponían en la forma de ser del individuo, que mantenía su esencia ‘heredada’ de manera casi inmutable. Hoy, el individuo adapta su estilo de vida a las nuevas posibilidades que le brinda la tecnología, modificando sus patrones. Debemos estudiar al consumidor de hoy y trazar la línea hacia el hipotético mañana.

3. Riesgo. Hemos estado habituados a trabajar con resultados previsibles. Hoy, lo seguro puede no funcionar, y lo inseguro puede ser exitoso. Debemos redefinir el concepto de riesgo, pues arriesga más quien se mantiene estático en un mundo cambiante. Esto va de aprovechar microtendencias, de avanzar hacia lo desconocido, de apostar y llegar antes que nadie.

4. Cambio. El cambio no reside en la tecnología. El cambio reside en lo que la tecnología ha hecho en nosotros. Debemos reenfocar nuestra mirada desde la tecnología hacia lo que ella hace en la mente de nuestro consumidor.

5. Perfección. El marketing ya no puede ayudar a vender productos imperfectos. Si tu producto, servicio, marca o directivo falla en algún punto de contacto con el consumidor, ya no podemos hacer nada por ti. Trabaja desde la perfección, o desaparece antes de que te hagan desaparecer.

6. Cambio de roles. Las marcas ya no pueden imponer nada. El consumidor tiene ahora el poder. Las marcas trabajamos para ellos, no les hacemos favores vendiéndoles nuestros productos o servicios. Es necesario que cambiemos el enfoque interno de nuestro negocio, porque ahora más que nunca el cliente tiene la razón.

7. Generaciones. La tecnología impacta de manera distinta en virtud de muchos condicionantes, pero principalmente uno marca la diferencia: la edad del consumidor. Analiza qué supone la tecnología y cómo eso abre el abanico -o lo cierra- de posibilidades de contacto con tu target, y también de comprensión de ese contacto según su propia interiorización.

8. Dos idiomas distintos. Empresas y consumidores hablamos dos idiomas diferentes. Durante años, hemos estado en el mismo camino, pero el consumidor hace tiempo que escapó. Llama la atención cómo, desde las empresas, formadas por personas, se ha visto el cambio sentado en una silla. Es hora de correr hacia ese consumidor que cada día anda más deprisa.

9. Viejas reglas. Es ilógico aplicar ahora procedimientos de trabajo que tradicionalmente han estado encaminados a generar contacto con un consumidor estático, para hablarle ahora a un consumidor en permanente y constante evolución. Tiempos cambiantes exigen planteamientos cambiantes.

10. No hay un off y un on. Estás perdido si consideras que los medios están por encima o por debajo de la línea, o si tu target está dentro o está fuera del online. No va de esto. Va de una sociedad digital que ha venido para quedarse, y que no tiene esa diferencia en la mente.

Momentos de una sociedad evolutiva que requieren de pasos más ágiles desde el marketing para regresar a la senda en la que camina su consumidor.