Uno de los cambios más sonados que está trayendo consigo la adaptación tecnológica que estamos sufriendo en los últimos años es la capacidad de atención en descenso que estamos experimentando en nuestras relaciones sociales. Es cierto que las generaciones jóvenes, más habituadas desde su crecimiento y maduración a las nuevas tecnologías, tienen otro prisma distinto a los que vivieron la realidad ‘analógica’, pero en mayor o en menor medida la sociedad se mueve en capacidades de atención menguantes. Y esto afecta a la forma en que nos relacionamos también en el mercado entre consumidores y marcas.

La realidad tecnológica, en la que todo dura menos porque llega algo nuevo que lo sustituye a gran velocidad, en la que todo se sucede en una relación secuencial urgente, lleva consigo más elementos a nuestra disposición a un coste de entrada menor. Y ello implica que desde las marcas, desde el eslabón estratégico, tenemos que proporcionar junto al insight la percepción de la cantidad de atención que nuestro target está dispuesto a prestarnos. Tiene más cosas que hacer, más ganas de hacerlas, y menos interés en algo/alguien que le hace sentir que pierde su tiempo, porque a su alcance lo tiene fácil para cambiar a otra alternativa.

Cómo está cambiando la atención

La capacidad de atención se está modificando hacia aspectos que hablan de una cantidad de tiempo prestada a cada cosa o situación en claro descenso:

  • Multitarea. Los nativos digitales están más habituados a realizar más tareas a la vez. Atrás quedan dichos populares que nos hablaban de esa incapacidad, aunque fuera por sexos -algo así como «un hombre solo puede hacer una cosa a la vez, una mujer dos»-.
  • Multidispositivo. Ya no prestamos la misma atención a un solo dispositivo de comunicación. La obviedad de la TV y su camino a la doble pantalla también coexiste con lo que nos ocurre con otros medios. Los nativos digitales cambian de dispositivo 27 veces por hora (fuente: Betanews).
  • Atención decreciente a los métodos tradicionales de enseñanza. En contextos de descubrimiento puramente digitales, los métodos clásicos de educación no tienen sentido porque no generan atractivo. Estas nuevas generaciones no son menos inteligentes o más vagas, sino que requieren de otros métodos que les entiendan.
  • Interés por la gamificación. La tecnología nos introduce en un juego permanente de crecimiento y re-aprendizaje, que se entremezcla en nuestra realidad más física -que nos parece ‘antigua’-; las dinámicas de jugabilidad encuentran hoy su caldo de cultivo perfecto, también para la educación.
  • Otros patrones de comportamiento y relación. En este artículo te describo algunas de las nuevas condiciones y maneras de ser de los nativos digitales.

Cómo afrontarlo desde las marcas

Desde las marcas, tenemos que actuar si queremos seguir conectando en estos contextos de atención decreciente. Las marcas no somos ajenas a esta realidad cambiante, más bien en nuestras manos está girar la perspectiva e incorporar nuevas maneras de cambiar con el target: 

  • Siendo más concretos, porque el tiempo que nos dedicarán es menor.
  • Valorando y agradeciendo su tiempo, para que sientan que comprendemos su realidad.
  • Estrategias multicanal, para llegar mediante diferentes vías, y siendo complementarios en ellas logrando así completar el mensaje que aspiramos comunicar.
  • Dinámicas de juego, para hacer que la relación con la marca se enmarque en un contexto de reto que encaja con su realidad emocional.
  • Probando diferente, porque al target le cansa lo que no cambia al estar acostumbrado a que todo caduque más rápido y dé paso a algo distinto -y ‘mejor’-.

Moviéndonos, en definitiva, no solo hacia un insight que conecte con nosotros sino entendiendo también el nuevo contexto de relación social en el que ese insight crece y vive.