El amor por lo patrio es una de las razones de ser de multitud de competiciones, bien sean deportivas, musicales, culturales o incluso económicas. Quedamos impregnados de una forma de ser determinada fruto de la zona donde crecemos, por el influjo cultural y social en el que maduramos nuestro comportamiento hasta ser seres independientes. Es algo de lo que algunos alardean, y de los que otros huyen. Esta es una realidad comienza a adquirir, gracias al avance tecnológico y a todo lo que permite, un significado cada vez más intenso, a raíz de la emigración a otras zonas del mundo de comunidades con procedencias comunes. Una nueva situación en la que los países ya adquieren un tinte más multicultural y en la que empezamos a estar habituados a convivir.

En los últimos años, se ha producido aún más una gran movilidad, un fenómeno que está modificando incluso la forma de la sociedad en países donde acude un alto número de emigrantes de zonas o países concretos, que requieren, pues, y ya dentro del ámbito publicitario, de una comprensión mayor desde las marcas, para que sean capaces de entender sus insights culturales, diferentes a los de la zona donde se hallan ahora. Uno de esos países, por ejemplo, es Estados Unidos, donde en las próximas dos décadas se prevé un aumento de la población hispanohablante que les dará un gran peso económico en las decisiones del país norteamericano.

Adopción manteniendo la esencia

El enfoque realmente interesante desde el punto de vista del marketing es el de la adaptación a una cultura y forma de vivir en el extranjero mientras se mantienen también ritos y hábitos de los países de origen. El choque cultural junto al sentimiento de pertenencia emocional a la patria que viven esas personas va en aumento a medida que esta emigración se generaliza, y es un elemento que se puede percibir simplemente observando colonias de inmigración en cualquier parte del mundo. Esto, tiene dos aristas a tratar desde el prisma de marketing:

  • Este público inmigrante necesita de mensajes y actitudes de las marcas diferentes a los generales, ya que suman a su vivencia en el país de destino las formas de ser –en mayor o en menor medida según el grado de adopción- las de sus países de origen.
  • Este público también valora y echa en falta ciertos componentes que le recuerdan a su vida en sus países de origen. Sin ir más lejos, productos con los que crecieron o que formaban parte de su dieta regular allí, y que en ese país donde emigran es menos fácil de encontrar.

Estar a su lado

Es importante considerar que desde el marketing este sentimiento de melancolía de lo patrio cuando residen en otro país lleva también consigo el orgullo mostrado por esa pertenencia de origen. Un elemento que debemos considerar pues posibilita, para las marcas que apuesten por acercarse a ellos en esos contextos y con una actitud de comprensión, estar al lado de su consumidor emocional en un plano mucho más íntimo y profundo según nuestra categoría en el mercado:

  • Siendo quienes le posibilitamos vivir en otro país los recuerdos de su origen.
  • Siendo quienes entendemos sus problemas y situaciones de adaptación.
  • Siendo quienes les llevamos el conocimiento de lo que sigue ocurriendo en las zonas de donde emigraron.
  • Siendo quienes les permiten regresar.
  • Siendo quienes les dan voz.

En definitiva, entendiendo que como marcas y empresas tenemos responsabilidad con ellos y para ellos, porque independientemente de donde estén debemos estar a su lado de manera empática y profunda. Nadie mejor que nosotros puede entenderles.